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Bruno

Bruno, si mal no recuerdo se llamaba así. Era uno de las tantas personas que pasean por acá buscando amor, o algo que se le parezca. Bruno era el hombre más solitario que conocí, tenía un aspecto extraño, que delataba la falta de compañía que padecía: Caminaba encorvado, mirando al piso, porque ningún rostro que pudiese aparecer en el camino tenía importancia, llevaba consigo con un aire melancólico y daba la impresión de que no prestaba demasiada atención a lo que no pertenecía a su interior.
Volviendo a la cuestión, este hombre estaba buscando a quién amar, y para conseguir un cuerpo lo único que hacía era preguntar, llanamente, si ella también sentía la necesidad de quererlo, y, en caso de que la respuesta fuera afirmativa procedía a invitar a la señorita a tomar un café. Aquellas escasas mujeres que accedían al encuentro huían despavoridas no sé por qué.
Y así transitaba las calles Bruno, ofreciendo y pidiendo amor. No importaba altura, figura, color, educación, él solo exigía ternura recíproca, alguien que alivianase el peso que significaba no tener a nadie a su lado.

2 comentarios:

  1. Que bonito lo que escribes, me ha recordado una novela que leía hace unos años sobre un tal Bruno que vivía muy sólo. Al final resultaba que este Bruno no era más que el amigo imaginario de alguien, muy triste la verdad.
    Escribes muy bien! Saludos :D

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  2. Es hermoso cómo escribís. Las palabras que usas, como entrelazas la historia, terriblemente genial. Un placer que te hayas pasado de casualidad por el mío.

    Ya te estoy siguiendo y agregando tu blog a mi lista de favoritos, hasta la próxima!

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